Para Kaufman (1991) los privilegios de los hombres en la sociedad patriarcal (estatus y poder) conllevan un sentimiento de inseguridad causado por la imposibilidad de llevar a la práctica lo que la sociedad espera de ellos.
Las características atribuidas tradicionalmente al hombre propician que la dominación devenga para él un modo de sentirse hombre de verdad. En un sistema patriarcal, no se espera de un hombre o de un adolescente que muestre sentimientos o vulnerabilidad.
La RS de la violencia – decantada hacia el género desde la esfera legislativa – contribuye a perpetuar la paradoja del poder: el deseo de control y de dominio forman parte de la noción de masculinidad. La agresión masculina hacia la mujer está controlada por la Ley Contra la Violencia de Género, no así en el caso de la violencia ejercida por las mujeres. Si se tiene en cuenta esta realidad: ¿En qué medida un adolescente masculino será capaz de identificar signos de violencia sutil ejercidos sobre él, si se concibe a sí mismo sólo como potencial agresor?
Se considera, por tanto, la necesidad de complementar la actual RS de la violencia – aceptando la necesidad de una perspectiva de género y simpatizando con ella – con objeto de:
a) Incluir a los adolescentes de ambos sexos en un programa socio-educativo que pretende llegar a la población general.
b) Que la acción performativa de la RS de la VP bidireccionalfomente las bases para una mejor comprensión del mecanismo de las violencias en las relaciones de pareja.
Profesora de Filosofía.
Licenciada en Filosofía y en Psicología con especialización en Psicooncología.
La introspección y las palabras transforman vidas.